"El caso del jamón de Trévelez y el niño musulmán ha sido recientemente tratado en todos los medios de comunicación. Por hacer un poco de memoria, los hechos sucedieron en el Instituto Menéndez Tolosa, en la La Línea de la Concepción. Lo que sucedió fue que el profesor, José Reyes Fernández, para ilustrar su explicación sobre las zonas climáticas del planeta, utilizó como ejemplo el frío seco que hace en Trévelez (la fotografía que ilustra el artículo lo confirma), como excelente para realizar el proceso de curación de los jamones.
El asunto fue que el alumno musulmán, de 13 años, indicó que se sentía ofendido por las explicaciones porque chocaban con su religión. En el diario ABC se muestran las respuestas, perfectamente argumentadas, que ofreció el profesor al respecto: “tú no eres quién para decirme a mí de lo que puedo o no puedo hablar en clase. Lo que tú comas o coma este otro, a mí no me importa nada. La religión que tu profeses, ese, éste o aquél, todavía me importa menos. Aquí sois 30 alumnos y tú te debes adecuar a los 29 restantes y no los 29 a ti. Y, si no estás de acuerdo con las enseñanzas y conocimientos que se imparten en este centro siempre tienes la posibilidad de elegir y marcharte a otro centro”. El profesor afirma además que nunca se fuera a otro país.
En mi opinión es una barbaridad que una denuncia de este tipo se admita a trámite porque deja muy menospreciada la figura del profesor y la sitúa a un nivel que no le puede ni le debe corresponder. Me temo que podemos correr un riesgo si las autoridades españolas cuestionan la profesionalidad del profesor en este caso con mas de 20 años en la enseñanza.
Puede ser que este tipo de noticias pongan encima de la mesa las dificultades de los docentes para mantener el orden y la disciplina. Gestionar interrupciones por cuestiones que están fuera de lugar puede ser más frecuente de lo que imaginamos y quizá los profesores necesiten de más autoridad.
No es nada agradable que un niño se enfrente al profesor, interrumpa la explicación, intente imponer y dictar los conceptos y los valores que transmite el profesor. Quizá la formación que reciben algunos niños en sus hogares les conceda ese privilegio para imponerse sobre los demás lo que hace de nuevo reflexionar sobre si los profesores disponen de resortes para ejercer su autoridad.
Me han parecido dignas de alabar las Asociaciones Islámicas que enseguida han comentado que el caso del niño granadino es una tontería. La explicación que han dado es que los musulmanes tienen prohibido comer jamón pero no hablar de él. Además han hecho referencia a que es necesario conocer la cultura de España y de una industria tan importante como la de este tipo de producto.
Esperamos que este caso no vaya a más y que los alumnos respeten las explicaciones de los profesores, su autoridad y también al resto de sus compañeros a los que también esas interrupciones y cambios de ritmo no les aportan nada.
Hace muchos años en una empresa en la que trabajé se prohibía expresamente hablar en el trabajo o con los clientes de religión o de política. Estaba escrito en el contrato de trabajo. Creo que es una clausula que conviene recordar de vez en cuando porque lo único que puede provocar es malentendidos y situaciones tensas y poco agradables."
Este Artículo pertenece a Marcos López en la página web www.pequesymas.com. La reflexión que plantea resulta muy digna de pensar y pensar, plantearnos ¿qué está pasando?... Haber chicos...¿¿qué opinais??
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